LA BOLSA
DE PLASTICO
La
bolsa de plástico está considerada como el símbolo emblemático de la cultura de
un solo uso, del derroche y la demostración de un consumo abusivo e
innecesario. Son enormes los impactos ambientales del excesivo consumo de
bolsas de usar y tirar, ya que supone un consumo innecesario de recursos
limitados, como son, por ejemplo, el petróleo o la energía utilizada
actualmente para fabricarlas y/o distribuirlas.
Las
cantidades hablan por sí solas: En Cataluña, se consumían 14 millones de bolsas
de plástico cada fin de semana (Estudio FPRC, 2007) o 46 millones de bolsas de
plástico cada semana (Estudio ALEPH, 2007). En España, se consumen al año una
media de 238 bolsas de plástico por persona. En todo el planeta, se estima que hay un consumo de 500 billones de
bolsas de plástico.
Muchas
bolsas se abandonan, afectan a la fauna y ensucian nuestro entorno y medio
natural.
Hoy
en día, la difusión de la problemática del consumo de bolsas va directamente
dirigida al consumo de bolsas fabricadas en polietileno de alta densidad
(HDPE). Sin embargo, no nos tenemos que centrar sólo en el plástico ni proponer
la sustitución del plástico como solución: igualmente comportaría el consumo de
recursos no renovables y una contaminación en caso de que se consumiera la
misma cantidad de bolsas oxodegradables (hechas con fécula de patatas), de
papel, biocompostables, etc.
Es por estos motivos que la solución es reducir de forma radical el consumo de bolsas de vida útil corta, independientemente del material con que estén fabricadas. Si nuestras abuelas usaban las bolsas de tela, los canastos, carritos cajas para hacer sus compras ¡reciclemos este buen hábito! ¡Y eduquemos para lograr un mundo libre de bolsas!.
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